Cuando viajé a Polonia en Junio de 2015, confirmé algo que sabía pero que me presentaba ciertas sospechas: muchos polacos toman mate.
Sí, es
verdad. Nunca dudé del porqué ya que
el mate es una bebida natural con propiedades mayormente positivas. Lo que me
intrigaba era saber cómo el mate llegó a Polonia.
Y entonces
Pawel M., un Couchsurfer de Cracovia
me ayudó a develar el misterio. Me llevó a un lugar donde venden yerba mate.
Sinceramente, el negocio es conocido solo para los expertos en mate, lo cual
transforma al espacio en algo casi secreto. Es un departamento dentro de un
edificio y el acceso no es fácil.
Una vez
que ingresamos, un segundo Pawel (quizás el nombre masculino más común en
Polonia), a cargo de las ventas, me dio un dato que yo desconocía: Wojciech
Cejrowski. Me contó que éste trotamundos descubrió en uno de sus viajes el mate. Y de ahí no lo dejó. Y no sólo
eso, sino que la gente de Polonia sintió curiosidad por probar el mate. Y así la
infusión verde comenzó a tomar una popularidad que con los años solo va en
ascenso.
Además de
viajero, Wojciech es periodista de radio y televisión, escritor, publicista y
fotógrafo. Seguramente todas sus actividades van acompañadas de mate…
Lo gracioso es la forma en que éste buen pastor usa la bombilla: parece más una foto de Popeye con su pipa que alguien tomando mate. Y aparentemente, le encanta usar camisas de estilo hawaiano...
Lo gracioso es la forma en que éste buen pastor usa la bombilla: parece más una foto de Popeye con su pipa que alguien tomando mate. Y aparentemente, le encanta usar camisas de estilo hawaiano...
Wojciech
tiene una página http://www.cejrowski.com/en/ Allí comparte sus viajes y promociona sus
libros, además de mostrar fotos de lugares remotos.
Polonia se extiende por 876 kilómetros de norte a sur y por 689 de este a oeste. Dependiendo en qué ciudad, hay muchos negocios -sí, muchos- donde se puede comprar Taragüí, CBSé, Unión, Amanda, Pajarito, etc. Y calabazas o palo santos o incluso mates de cerámica. Y bombillas de diferentes tamaños y materiales. Y termos. Casi como en casa, pero con las descripciones escritas en polaco y recomendaciones -para mí innecesarias- de cómo despuntar el hábito.
Agradecida con don Cejrowski por su rol antropológico en la introducción del mate rioplatense a una cultura tan especial como la polaca. Y sobre todo, pensando que lo hizo hace más de treinta años, cuando las excentricidades probablemente no abundaban.
Lo genial
es que estando en Polonia pude tomar, compartir y honrar al mate. Un
lujito en Europa del Este.
Corina Moscovich
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