25.6.13

Verona (de Claudia Piñeiro), obra de teatro: Lucia Romina Escobar, Tati Martínez y Maria Laura Rolle, director Ulises Puigros

Un baño ocupado por tres hermanas durante un festejo familiar es el particular escenario para muchas reflexiones. 
La ciudad de Verona es tan solo una excusa, una aparición en la conversación de tres hermanas en el baño de la casa familiar, en cierto momento del festejo de cumpleaños de su parkinsonia madre, una fiesta familiar que mucho no soportan o poco les aporta. 
Allí confluyen para hablar de la vida, para criticar y criticarse, para tomarse el pelo y chismorrear, para apaciguar ánimos y bancarse, para quererse y odiarse. 
Nadie tendrá injerencia en ese instante, los sonidos externos y la música desaparecerán para dar cabida al íntimo mundo que se teje en el cerrado lugar, y ni siquiera logrará entrar o pretender que salgan de allí un insistente y joven hermano que ha llegado de la tierra ancestral y no encuentra su norte.
  
Las actrices Lucia Romina Escobar, Tati Martínez y Maria Laura Rolle junto al director Ulises Puigros a la salida del teatro.
La actriz Laura Rolle y el asistente general Juanma Antognazza.

Pampa y la vía

BIEN BOHEMIO (TANGO)
Estoy en Pampa y la vía,
como viola en el empeño,
enfundao en mi tristeza
porque tengo corazón.
Pifiando siempre la suerte,
errando como un maleta,
como perro en cancha ‘e bocha
la suerte me hace gambetas,
porque soy pa’ todo el mundo
uno más entre el montón.

Porque a mí me importa poco
la ventaja que da el oro.
Soy amigo del que tiene
una pena y un dolor.
A los necios los desprecio
no ambiciono la riqueza,
y con tal que por el vidrio
de la ventana ‘e mi pieza
pueda mirar una estrella
nada más le pido a Dios.

Yo he cenado muchas noches
con un verso de Carriego,
con diez guita en el bolsillo
hasta supe sonreír.
En la cola de los vivos
a mí no me van a ver.
Yo sé bien que soy bohemio
tengo mucha plata en sueños
soy así... ¿qué voy a hacer?

(recitado)
Yo pude alcanzar el cielo,
pero a cambio de esa altura
debía vender el alma
y aplastar mi dignidad.
Andar siempre de rodillas,
no pensar en la decencia
olvidar el catecismo,
dejar de lado mi conciencia,
y ya ven, he preferido
seguir a mate y a pan.

Porque no mido al amigo
por los billetes que tenga,
y nunca quise arrimarme
donde más calienta el sol.
Si en el catre del otario
el vivo duerme la siesta,
y si otario se le llama
al que todo lo respeta,
seré un gil para esos vivos
que no tienen corazón.

Música:  Juan Pomati/ Ernesto Rossi
Letra: Sara Rainer