1.9.12

Fragen de Heine por Corina Moscovich


Fragen de Heine 
por Corina Moscovich

La lírica de la naturaleza (Naturlyrik) como subgénero en la literatura alemana.
 “A menudo hasta contra sus intenciones expresas, el artista es un técnico creador de un mundo encantado, de una realidad donde se forman, como criaturas de ensueño, objetos nuevos hechizados por su invocación. Como el ensueño para el soñador, un poema o una sinfonía, para el artista, no son juegos gratuitos con un tema por pretexto, ni la proyección de un mundo interior, sino un universo en que el determinismo ha dejado su lugar al estilo de visión ingenua del niño y del primitivo” (Rony: 1973)
  
Introducción
En la abarcadora expresión naturlyk encontramos por un lado, un recorrido sobre la reflexión teórica en cuanto a la lírica y la naturaleza. Por otro lado, en el término natur podemos aludir a la filosofía de la naturaleza (ciencias de la naturaleza y metafísica de la naturaleza) y en el término lyrik a los géneros, entendiendo al género, como una categorización. Mediante un análisis profundo y exhaustivo que consistió en analizar la métrica y la rima, así como el significado de determinadas palabras en alemán y su implicancia léxica; exploramos aquí el poema Fragen del poeta alemán Heinrich Heine, escrito en 1826 e incluido en su antología poética Die NordSee (1).

Fragen                                                                          
Am Meer, am wüsten nächtlichen Meer
Steht ein Jüngling-Mann,
Die Brust voll Wehmut, das Haupt voll Zweifel,
Und mit düstern Lippen fragt er die Wogen:
“O löst mir das Rätsel des Lebens,
Das qualvoll uralte Rätsel
Worüber schon manche Häupter gegrübelt,
Häupter in Hieroglyphenmützen,
Häupter in Turban und schwarzem Barett,
Perückenhäupter und tausend andre
Arme, schwitzende Menschenhäupter -
 
Sagt mir, was bedeutet der Mensch?
Woher ist er kommen? Wo geht er hin?
Wer wohnt dort oben auf goldenen Sternen?”
Es murmeln die Wogen ihr ewges Gemurmel,
Es wehet der Wind, es fliehen die Wolken,
Es blinken die Sterne, gleichgültig und kalt,
Und ein Narr wartet auf Antwort.

Cuestiones
A orillas del mar desierto,
Junto al piélago intranquilo,
Un joven lleno de dudas
Se detiene pensativo,
Y así a las ondas inquietas
Dice con aire sombrío:
-«Explicadme de la vida
El arcano no sabido,
Enigma que tantas frentes
Ardieron por descubrirlo;
Cabezas engalanadas
Con adornos pontificios,
Frentes con mitras hieráticas,
Con turbantes damasquinos,
Con birretes doctorales,
Con pelucas, con postizos
Cabellos, y tantas otras
Cabezas que el escondido
Enigma saber quisieron,
Decidme, yo os lo suplico:
¿Qué es el hombre? ¿De dó viene?
¿Adónde va su camino?
¿Qué habita en el alto cielo
Tras los astros encendidos -»
El mar su canción eterna
Murmura triste y dormido;
Sopla el viento; huyen las nubes;
Los astros en el vacío
Fulguran indiferentes
Con sus resplandores fríos,
Y un demente una respuesta
Espera en tanto intranquilo.

“No se traduce el sonido de las sílabas, pero se traduce su vibración en el alma, que es lo que importa. Lo demás, fácilmente lo adivinará quienquiera que tenga sentido poético. Enrique Heine es el último de los grandes poetas de este siglo, el más próximo a nosotros, y quizá por eso el más amado de muchos.” (Heine: 1999)

Análisis   
En cuanto a la estructura métrica, observamos que el poema está dividido en tres partes. La primera está compuesta por cuatro versos y termina en el uso de dos puntos (:) que dan lugar a la segunda parte, entrecomillada y compuesta por diez versos. La tercera parte está compuesta por cuatro versos.
Aunque Fragen no puede construir un mundo de referencias totalmente reales ni puede configurar un universo de acciones, como poema y en forma condensada, desarrolla elementos propios de un relato. El ritmo ayuda a generar el efecto de narración. Hay una alternancia de cadencia de palabras graves y agudas a lo largo del poema. Dado que prevalece la economía del lenguaje, al tratar de narrar cómo el joven (personaje) se detiene a pensar o cuestionar preguntas existenciales, Heine trabaja en torno a un punto temático clave. Hay una situación y un conflicto: Distintas cabezas pensaron a la vida, al hombre, a la fe, pero ninguna obtuvo la respuesta (¿o sí?). La situación está constituida por el espacio de la naturaleza; y por un monólogo, o más bien, una invocación.

 “Como todos los grandes poetas, Heine tiene siempre presente a la naturaleza. Ora se arrobe en el ensueño, ora le arrebate el amor, o ruja y gima de desesperación, siempre una imagen o un epíteto, que por sí solos componen un cuadro, os recuerdan el cielo azul, el verde follaje, las rosas fragantes, los pájaros que vuelan, el agua que borbotea, el cambiante y móvil paisaje que os circunda continuamente, eterna decoración del drama humano” (Rivas: 1914).

Existen distintas concepciones de la naturaleza en el orden semántico: el paisaje, el clima, el mundo animal y vegetal. La naturaleza, en este caso, el mar desierto, no va a dar una respuesta a ese joven ávido de respuestas. Sin embargo, el demente la espera. Es un cierre perfecto luego de preguntas tan difíciles de responder, preguntas que a nivel rítmico, son lo que más se destaca dentro de los versos del poema.
En una carta, Heine escribe: “La Nordsee corresponde al número de mis últimas poesías y en ellas vereís que he hecho oír nuevos sones y que hice vibrar cuerdas nuevas” (Heine: 1923). En la segunda parte, luego de la enumeración de esas cabezas que pensaron el enigma hay un regreso al tópico de origen, esta vez, mediante el procedimiento de la interrogación. ¿Qué es el hombre?, ¿De dónde viene?, ¿Adónde va su camino?, ¿Qué habita en el alto cielo tras los astros encendidos? Son cuatro preguntas naturales (también en el sentido de lógicas) que hacen pensar en una disposición de dos partes: arriba, abajo con respecto al eje terrenal. “La Nordsee forma el apogeo del lirismo de Heine. Allí se elevan todos los sentimientos; se depura el gusto al mismo tiempo que se afirma la mano” (Heine: 1923). Entonces nos preguntamos: ¿Qué es el mar sino una excusa para la interrogación profunda sobre el alma humana? Ya lo decía G. H. von Schubert:

“De un profundo sentido nos parecen todas las imágenes de la naturaleza usadas en los misterios: la mariposa, el grano que germina oculto en la tierra, la hiedra, vid, harina, agua, fuego, etc. Todas esas figuras simbólicas guardan una profunda relación recíproca y forman una serie en la que se nos manifiesta toda la historia de la región profética superior.” (Nadja: 2000)

Todo el poema, pero en especial la segunda parte, es muy visual. El lector puede imaginar esas diferentes personas, de diferentes ámbitos (militar, político, religioso, etc.) y desplegarlas en su mente como un abanico de la humanidad. La naturaleza es representada como una cortina con imágenes, como en la técnica de friso. Se percibe lo cromático: Si bien no hay alusión directa a colores específicos, el lector puede imaginarlos. Además, en la semántica elegida por Heine, la naturaleza está presente en palabras como: ondas (olas), cielo, astros, viento, nubes, astros, mar.

“El mar, en Heine, es un ser vivo, que tiene alma y voz, y se identifica con él, porque es ondulante y cambiante como él, y como él, tiene su ironía. La forma se adapta maravillosamente a los asuntos; no es ya la pequeña estrofa de cuatro versos cortos con tres o cuatro acentos, es el ritmo libre, en el que el verso se alarga y se reduce, según el objeto que se debe pintar, y en el que todas las sonoridades y todas las cadencias están bien calculadas con un arte tan delicado, que escapa a todo análisis. Aquí, tanto en el fondo, como en la forma, Heine fue un creador” (Heine: 1923).  

Tomando los verbos de la versión traducida del poema encontramos: Detenerse, decir, explicar, arder por descubrir, saber querer, decir, suplicar, ser, venir, ir, habitar, murmurar, soplar; huir, fulgurar, esperar.  De este grupo, algunas acciones tienen que ver con las distintas expresiones de la naturaleza humana: el joven se detiene, dice, suplica, espera. Y otras tienen que ver con la naturaleza misma: el mar murmura, el viento sopla, las nubes huyen, los astros fulguran. Sin embargo, la combinación de esos verbos con adjetivos tan contrastantes (p. ej: “los astros en el vacío/fulguran indiferentes/con sus resplandores fríos”) hace que la riestra de significación se entrelace de forma simbiótica y el lector sienta a la naturaleza externa como interna, y a la interna como externa. Es un espejo de la naturaleza sobre el estado anímico. “Todo, hasta el más fugitivo movimiento del ánimo, se cuaja aquí en forma traslúcida. La naturaleza no está directamente y como objeto sino, reflejada en el alma del poeta.” (Heine: 1999)
  
Marco conceptual del autor: Análisis histórico-crítico.
El joven de Fragen puede perfectamente representar a Die Wanderer, ese peregrino alemán romántico. “...todo lo que movía la vida y su tiempo penetró en su alma y en su cerebro, lo sacudió, lo estremeció, le comunicó su resplandor y le manchó con su limo” (Gerchunoff: 1927) escribió A. Gerchunoff en relación a Heine, quien nació el 13 de diciembre de 1797 en Düsseldorf (Alemania) y murió en París el 17 de febrero de 1856. Publicó los libros de poesía “Intermezzo lírico” (1823) y “Libro de las canciones” (1827) antes de mudarse a París (Francia), en donde residió el resto de su vida.  
“Heine fue, por lo tanto, un actuante, y en ideas sociales un espejo de la sociedad de su tiempo. Es un espejo en que sorprendemos muecas diabólicas y actitudes estatuarias, piruetas absurdas de bufón y trágicos gestos de héroe” (Gerchunoff: 1927).

Siglo XIX
“Ninguna página (de Heine) se ha desvanecido. Su obra analítica y proselitista continúa siendo para nosotros, una historia de las ideas y una síntesis de las tendencias estéticas del período incubador del siglo XIX.” (Gerchunoff: 1927).  

Según W. Langenbucher, la muerte de Goethe en 1832, marca el punto final de la época clásico romántica:
“El rápido avance de las ciencias naturales conduce, en el siglo XIX, a la desaparición y a la negación de la filosofía idealista (...) Los filósofos, científicos y políticos son los elementos determinantes del espíritu del siglo XIX; no así los escritores, que si bien participan del cambio y toman contacto con la realidad, ya no pueden intervenir, en forma decisiva, en la solución de los problemas de la época.” (Langenbucher: 1974)

La Joven Alemania
“(Heine) es el único gran poeta que, por su actitud mental, puede ser incluido en el movimiento de la Joven Alemania” (Langenbucher: 1974). Este fue un grupo de jóvenes escritores y periodistas que dirigió sus ataques contra esa actitud de exclusión, que contribuyó a fortalecer la reacción política. Procuró ejercer una acción directa, mediante la difusión de obras de crítica política y social, con la intención de modificar las condiciones imperantes en Alemania.

El romanticismo
El dolor de Heine “es absolutamente sincero, provocado por sus incurables desengaños amorosos. De ahí el acento arrebatador de su Libro de los cantos (1827), particularmente en los inmortales Cantos del mar del Norte: lirismo a la vez sencillo y, cuidadoso de armonía, que alcanza plenamente el ideal romántico, incluso cuando acaba en humor amargo, hijo de la “ironía” schlegeliana.” (Larousse: 1995). Es romántica la idea del joven lleno de dudas que se detiene a orillas del mar y comienza a hablarle a las olas.
“Los poemas de Heine muestran la influencia del Romanticismo hasta en su creciente ironía. (...) ponen de manifiesto su agudo don de observación y su magistral dominio del idioma, y se caracterizan por la mordaz ironía y por la epigramática delicadeza.” (Langenbucher: 1974)

El poema, como la naturaleza misma, nos habla de un ciclo de vida, de algo que comienza, termina y vuelve a empezar. Luego de ese joven vendrá otro y así sucesivamente. El romanticismo en Heine apela a valores universales, a temas que tocan la fibra íntima.

“El romanticismo alemán ha sido y sigue siendo un surtidor de estímulos fructíferos, entre los cuales podrían enumerarse su interés por el sueño y el inconsciente, su insistencia en el mito, en la unidad psicofísica del hombre, en las analogías entre naturaleza y espíritu, los logros del pasado, la cultura universal, la fantasía creadora y su empleo de los medios modernos de la ironía y el grotesco, de nuevos matices expresivos, etc.” (Brugger: 1968)  

Conclusión
 “La poesía, en sentido general, puede definirse como la expresión de la imaginación y la poesía es congénita con el espíritu del hombre” (Shelley, 1821). Heine nos presenta un sujeto que se planta en su presente para proyectar el futuro, a la vez que reflexiona sobre el pasado.
“En las letras de idioma castellano, el romanticismo alemán, es todavía un gran desconocido en lo que se refiere a su vasta producción poética, digna de ser difundida no sólo por su valor estético-histórico, sino por sus enfoques sugestivos también para el mundo actual.” (Brugger: 1968).

Este poema, así como otros, deja al lector con la sensación de que, a pesar de la distancia en tiempo y en espacio y las traducciones de una lengua a otra, el sentimiento lírico llega. El caminante se detiene en su peregrinaje y su pausa es también la pausa del lector.


Notas
1 “... (Heine) publicó en 1822 su primer volumen de poesías que más tarde formó, bajo el título de Junge Leider, la primera parte del Cancionero o Buch Der Lieder. Al año siguiente aparecieron las Tragedias acompañadas de un Intermedio Lírico; estas tragedias eran Almanzor y Ratchiff, las únicas obras dramáticas que compuso Heine. Las poesías del Regreso (Heimekehr, 1823-1824), que forman la tercera parte del Buch Der Lieder, danta de un viaje a Luneburg, a donde había ido su familia y a Hamburgo “cuna de sus dolores”. Por último, en dos veces que estuvo en la isla de Norderney en 1825 y en 1826, para curarse de pertinaces dolores de cabeza, escribió los dos primeros ciclos del Mar del Norte (NordSee), con que termina el Buch Der Lieder” (Heine, Heinrich; Torri, Julio (Traductor): Las noches florentinas (introducción de A. Bossert). Buenos Aires-Madrid: Babel, 1923).



Bibliografía:
Brugger, Ilse M: Los románticos alemanes (Nota introductoria). Buenos Aires: Biblioteca Básica Universal Centro Editor de América Latina, 1968.
Enciclopedia Metódica Larousse: México: Larousse, 1995
Gerchunoff, Alberto: Enrique Heine, el poeta de nuestra intimidad. Buenos Aires-Madrid: Babel, 1927
Heine, Heinrich: El mar del norte (introducción de Menéndez y Pelayo). elaleph.com, 1999.
Heine, Heinrich; Torri, Julio (Traductor): Las noches florentinas (introducción de A. Bossert). Buenos Aires-Madrid: Babel, 1923
Langenbucher, Wolfgang: Panorama de la literatura alemana, Desde la edad media hasta la época contemporánea. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1974.
“Filosofía romántica de la naturaleza” en la revista “Nadja” (Nº1, Rosario, junio 2000). La traducción pertenece a Guillermo C. Colussi y Héctor A. Piccoli.
Rivas, José Pablo: Obras poéticas de Enrique Heine (Versión española). Barcelona: Montaner y Simón Editores, 1914.
Rony, J.A: La magia". Buenos Aires: Editorial Eudeba, 1973.

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