La lechuza (chouette en francés) es, junto a la mostaza, un sinónimo de Dijon. |
Dijon me gustó mucho, especialmente por su patrimonio único arquitectural y cultural, magníficamente conservado.
Casi no tiene edificios modernos, respetan lo
antiguo y es un placer observar qué tan cuidados están los monumentos.
Detalles
“iupiiii”: Disfruté mucho de sacar fotos. Me manejé perfecto con el francés.
Porte Guilaume, un arco majestuoso del siglo XVIII que supo ser la puerta de entrada a la ciudad.
Plaza de la liberación La Torre de Felipe el Bueno |
Se accede a través de la oficina
de turismo. Fue construida a mediados del siglo XV. Subiendo con entusiasmo las
escaleras se llega a los 48 metros de altura, desde donde se pueden apreciar
vistas magníficas sobre los tejados de Dijon y una vista aérea del centro
medieval del corazón de la ciudad.
Canal Burgundy
Suele haber
barcos, pero no en invierno.
La Maille es la mostaza de Dijon más famosa de Francia. Tal como se puede observar en la foto, Antoine Maille, comenzó su comercio dedicado al vinagre y a la mostaza en el año 1747.Yo visité la tienda de Moutard Ballon, donde el visitante puede degustar (con cucharitas de madera similares a las de helado) diferentes tipos de mostaza.
CLIMA: En invierno
(días fríos y nublados) es muy tranquilo, casi no hay turistas. Quizás con otro
clima es mejor.
TRANSPORTE:
El Flixbus desde Luxemburgo pasa por Thionville, Metz, Nancy antes de llegar a
Dijon. Para manejarse en la ciudad hay bus y tranvía, la compañía es divia.fr
Anécdotas:
¿Qué queda después de un pequeño viaje? Además de las fotos, el frío y el cielo
nublado; de éste queda la reflexión, la introspección y dos pequeñas anécdotas.
La primera: En Dijon hay bares y restaurantes a cada paso. Tardé mucho un día
en decidirme adónde entrar. Mucho... Sin embargo, parece que tenía que entrar a
uno en particular. Si bien mi blog no es mi medio para contar cosas personales,
solo voy a citar aquí una frase que me quedó repiqueteando en base a un
encuentro de diálogo inesperado con alguien inesperado: "Faire confiance...”
La
segunda: Cuando salía de tomar un té Rooïbos Tilleul-Menthe en la Maison
Millière (casa de madera de construcción medieval típica, que data de 1483)
una nena que estaba con otros dos chiquitos (quizás hermanos o primos), me paró
para preguntarme, con mucha amabilidad y delicadeza: “Quelle est ta couleur
préférée? (¿Cuál es mi color favorito?).
Corina
Moscovich
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