Amorebieta,
país vasco , está a 20kms de Bilbao, pero el ritmo y el tamaño son muy
distintos.
Amorebieta tiene varias sendas para caminar y un bosque donde hay
cabras, burros y una gran variedad de pájaros.
Hay mucho verde, sol, buena
vida, relax. No hay tráfico, de hecho, casi no se ven autos. (Sin embargo, los
vecinos, que se conocen entre todos, se enojan al ver caminar a paso lento y
distraído a un señor, a metros de la parada del bus.)
Hablan fuerte, en
español, en vasco y en una mezcla de los dos. Hacen un “switch” constante entre
una y otra lengua. Es que algunas personas (en especial las mayores) no
lograron dominar ninguno de los dos idiomas en su totalidad, a causa de la
dictadura de Franco que les prohibió hablar su propia lengua.
En los bares está prohibido fumar pero algunos desafían el reto, inundando el aire de tabaco. En
las vitrinas se ven “pinxos” de morcilla o chorizo en pan. La gente toma mucha
cerveza, poco vino, casi nada de tragos. Hay máquinas con juegos para apostar
dinero. Los televisores en general pasan películas yankis dobladas al español.Ascenso al monte del Parque natural “Urkiola” http://www.urkiola.net/Castellano/Situacion/introduccion.php
Luego del ascenso (y descenso): Almuerzo en Restaurant Azkonizaga en Izurza. 1º plato, 2º plato, postre y
bebida por 10 euros. El tamaño de las porciones es descomunal.
La moza me
sonrió y me dijo: “aquí tienes tu sopita”. Para mí era una fuente de sopa como
para una familia entera. De hecho, no pude terminarla.
El país vasco celebra la buena comida, las porciones grandes y simples, la
comida “no adornada” ni gourmet. Sirven fruta del tiempo, queso y dulce, té de
boldo.
El origen del nombre Amorebieta tiene varias versiones, sin embargo, hoy en
día, se lo conoce por el “Monumento a la patata”, una escultura plantada en sus
calles principales y que sigue dando qué hablar.
Corina Moscovich
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