Con 81 años, Yako sobrevivió a un accidente de tránsito en el cual un auto lo levantó más de dos metros por el aire. Y aunque no se considera una persona espiritual, de joven se salvó –milagrosamente– dos veces de morir en un bombardeo. Hace unos cinco años prolongó su vida por medio de una compleja operación de corazón. ParaHipervinculados es un placer poder dialogar con el primer traductor idóneo de japonés delColegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe.
H- Nos gustaría saber más acerca de su vida.
Y- La biografía mía es un poco complicada. Nací el 30/12/1931 en Japón. Cuando tenía cerca de un año, como Japón incentivaba para viajar a otros países, mi padre decidió que emigráramos a Brasil. Estuvimos unos años en Igarapaba (al noroeste de San Pablo). Luego en 1937 vinimos a Rosario, donde teníamos dos tíos. Somos tres hermanos de diferentes nacionalidades: mi hermana nació en Brasil, mi hermano en Rosario, yo en Japón.
H- ¿Qué recuerda de su infancia?
Y- Como a mi padre le costaba mantenernos, cuando yo tenía 6 años me mandaron a Japón, con mis abuelos, donde estuve hasta 1949. Yo medía 1,20 m. En 1938 empecé primer grado y cuando estaba en cuarto grado, para diciembre de 1941, comenzó la guerra. Vivíamos en la ciudad de Naha.
Si bien Yako lo relata con increíble lucidez, es impresionante ser testigo de sus palabras con respecto a la experiencia de Japón: “En 1945 ya había bombardeo todos los días. El 21 de febrero lo hicieron por tierra, por aire, agua... Quemaron todo. Me quedé con la ropa puesta. No llevaba nada conmigo. Perdí los útiles de la escuela, mi cuaderno, mi lápiz. Perdimos los ahorros. Al cabo de un mes, no había más reserva de alimentos. No había más arroz. Comíamos fécula, azúcar, incluso hasta el tronco de las palmeras de jardín.”
H- ¿Pudo seguir estudiando?
Y- Me hicieron trabajar para los militares. Hice el secundario con ayuda del gobierno para comer y dormir, pero pude estudiar. 5º año lo hice libre.
H- ¿Cuándo regresó a Rosario? ¿Cómo fue el reencuentro con sus padres?
Y- Cuando terminaron las clases en Marzo de 1949, yo ya sabía que mis padres me iban a llamar. El 12/08/1949 llegué a Argentina en un avión militar. Recuerdo que cuando llegué y firmé en la jefatura de policía tenía mejor letra que ahora. Firmé con la escritura romana... (Le brillan los ojos). Yo tenía mucha imaginación. Pensaba que mis padres tendrían un automóvil nuevo, pero al llegar ellos me buscaron en un mateo.
H-¿Qué hizo a su regreso?
Y- Trabajé de lavacopas y mozo en el bar La Capilla, en Mendoza y Avellaneda, desde 1949 a 1960. En 1950 comencé la nocturna primaria (de castellano) en la Escuela Pestalozzi. Luego hice 6 años de nocturna secundaria en la Escuela Superior de Comercio. En ese tiempo conocí a mi mujer. Estudié un año en la facultad de farmacia pero abandoné. Me casé y me fui a vivir a Roldán. Tuve un criadero de aves ponedoras de huevos en Roldán: Avícola Ceibo.
H- ¿Y cómo llegó al Colegio de Traductores?
Y- Casualmente, durante el 90 y pico yo fui a ayudar a un hotel. Había una traductora de inglés que me preguntó cómo sabía japonés. Yo le conté de mí vida. También que había estado tres años como presidente en la Asociación Japonesa de Rosario, en calle Iriondo y luego dos años como director de la academia de idiomas. En ese entonces no había quien pudiera hacer la parte mía. En 1996, cuando estaba Emilio Ganem como presidente, presenté todos los papeles y me aceptaron como traductor idóneo de japonés.
H-¿Traduce mucho?
Y- Traducir es como un hobby para mí. A veces mis amigos de Buenos Aires me mandan partidas de nacimientos, certificados de buena conducta para la policía, pasaportes, documentación para compra venta de automóviles.
H- ¿Qué tipo de tecnología utiliza para traducir?
Y- Cuando empecé usaba la máquina de escribir. Luego, la computadora porque cuando uno se equivoca, puede borrar. Tengo un teclado especial para el japonés que no se consigue fácilmente.
H- ¿Hay palabras que no se pueden traducir?
Y- Sí. No se pueden expresar sentimientos en castellano, tal como en el japonés. Por ejemplo, la palabra Giri tiene significado de obligación moral. Tiene que ver con devolver una atención, es una especie de retribución. Acá no existe eso...
H-¿Cuántos hijos y nietos tiene?
Y-Tengo una hija de 56, un varón de 53 y cinco nietos. Estoy jubilado hace 15 años. Se nota que soy viejo cuando subo al colectivo y me dan el asiento.
Habiendo dejado atrás las dolorosas vivencias de su infancia y de su adolescencia, Yako volvió a Japón en dos oportunidades, una por 3 meses en 1975, por razones familiares y otra en 1990, por motivos laborales: “Encontré todo diferente. Habían transcurrido muchos años. Yo era como un extranjero.”
H-¿Se considera argentino o japonés?
Y- Soy siempre japonés (sonrisas).