Desde 2009, Liliana Ruiz (hija de Laudelino) es la directora de Baltasara Editora, que al día de hoy publicó: “Ijuju” de Pumarín (Colección Patrimonio) y Rosario. Ficciones para una nueva narrativa, Antología (Colección Narrativa), presentado el mes pasado en el CCPE. Compilada por Carolina Rolle, integran la antología Agustín Alzari, Sebastián Bier, Federico G. Ferrogiaro, Natalia Massei, Cristian Molina, Matías Piccolo y Francisco Pavanetto. A la salida del túnel, tuve la oportunidad de intercambiar algunas palabras y pautar una charla más extensa... ¿Por qué? Pues me sorprendió que una Ingeniera Civil se haya propuesto llevar adelante un proyecto cultural semejante. También su manera de hablar en la presentación, la forma en que nombraba a su padre y a un Rosario de antaño con una actividad literaria incesante. Me dio la sensación que a Liliana Ruiz le importa la cultura de Rosario, la de antes, la de ahora, la futura.
LAUDELINO RUIZ[1]
Como un paralelo de Silvio Astier en El juguete Rabioso, en 1919 Laudelino Ruiz, comenzó de adolescente a trabajar en la librería y editorial del español Antonio García Santos, en el Barrio Montserrat de Buenos Aires. Allí aprendió sobre libros y labor editorial; conoció intelectuales argentinos y extranjeros que frecuentaban el lugar y trató con reconocidos escritores. Con solo 21 años llegó a Rosario: por un lado, con el objetivo de poner en marcha la Sucursal de la Casa Editorial Sopena de Barcelona; por otro lado, por ciertos acontecimientos relacionados con los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo de 1810.
Un grupo de la clase dominante decidió que la mejor manera de celebrarlo era crear una Biblioteca y un Hospital e Instituto de Enseñanza Médica (el actual Centenario). En 1912 se concreta la “Biblioteca Argentina”, su primer director es el Dr. Juan Álvarez, el primero en escribir un libro de la historia de Rosario. Ese mismo año tuvo lugar la formación de la Asociación Cultural “El Círculo”, que con una comisión directiva formada por profesionales de distintas disciplinas realizaba en la Biblioteca Argentina conciertos y conferencias.
Todas estas iniciativas y el ambiente cultural que se vivía en Rosario fueron un incentivo para que Ramón y Ricardo Sopena decidieran abrir una sucursal más (la otra estaba en Buenos Aires). Se habían especializado en la venta de libros de medicina importados de España y Francia. El período de tiempo que Ruiz pasó como encargado de dicha sucursal le permitió entablar amistad con un grupo de médicos profesores de la Facultad , que ejercieron una influencia trascendental en la vida cultural de la ciudad. La crisis mundial del 29/30 provocó el cierre de la Sucursal Rosario de Sopena. Ruiz retornó a Buenos Aires donde trabajó por breve tiempo en una librería de Belgrano. Pero luego regresó a Rosario y se dedicó a la venta de libros por comisión de diversas editoriales en diversas facultades e instituciones educativas.
En 1930 la pedagoga M. Luisa Petetin publicó Ejercicios de Composición, el primer libro de Ruiz como editor. Al año siguiente fundó su propia Librería y Editorial ubicada en Córdoba 1281. Se hicieron conocidas rápidamente las tertulias en su local, de las que participaron pintores, escultores, poetas, filósofos, médicos, ingenieros, educadores, abogados, etc.
La editorial incorporaba nuevos títulos: de carácter científico y de compromiso social (Lazarte), de narrativa (Meroi) y de arte (Borrás). Ruiz promovió también la obra de autores locales y los dio a conocer no sólo en Rosario sino en el resto del país y de América. Para estos escritores noveles publicar en Ruiz era el primer paso hacia las grandes editoriales de Buenos Aires.
En la temática pedagógica el aporte de las hermanas Cossettini (amigas entrañables de Ruiz) con su “Escuela Serena” fue el motor que generó en otros docentes la inquietud por experimentar nuevas metodologías en el campo de la pedagogía. Estas experiencias fueron difundidas a través del sello de la Librería y Editorial Ruiz.
Se distribuía en todo el país y en toda América. La University of Oklahoma Press enviaba regularmente las reseñas en idioma inglés. También las obras y su sello editorial figuraban en catálogos de Nueva York. Con el advenimiento del peronismo declinó la actividad editorial. La relación de Perón con Franco durante su primera presidencia significó una etapa de persecución ideológica a exiliados y españoles residentes en el país simpatizantes de la República Española. Sin dejar su propia editorial, Ruiz se integrará paralelamente a una nueva empresa: la Editorial Rosario S.A. La Guerra Civil Española lo llevó a ocupar un lugar protagónico en la defensa de la República. Años antes había participado de la creación del Centro Español de Unión Republicana de Rosario del que fuera presidente de 1948 a 1950. Ruiz trabajó en la creación del Ateneo Luis Bello, sección cultural del Centro Español de Unión Republicana, un lugar en el que intelectuales argentinos y extranjeros de prestigio expresaban sus ideas siempre bajo el axioma Libertad y Cultura. Por 12 años Ruiz organizó cursos, conferencias (de Stefan Zweig, del embajador Dr. Ángel Ossorio y Gallardo, de Emilio Mira y López, de Mariano Gómez, de Alfonso Castelao), exposiciones de pintura y homenajes (a Benito Pérez Galdós en el centenario de su nacimiento). Muchas se transformaron en libros editados por Ruiz. Laudelino Ruiz se movilizó también en forma personal, en favor de los refugiados y estuvo pendiente de las represiones iniciadas en Francia ocupada por Alemania contra republicanos españoles. En consecuencia peticionó por la libertad de los detenidos mediante la embajada de los Estados Unidos en Argentina.
Ruiz se desempeñó como vocal y administrador gerente de la sociedad de un grupo de profesores de universidades intervenidas durante el golpe del ´43. La participación del Ing. Civil Cortés Plá (Decano de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales por varios años) como Jefe de Publicaciones de la Editorial Rosario significó un gran aporte a la producción editorial. Ruiz establecía el circuito comercial y Plá el académico. Antecedente de las actuales editoriales de la Universidad Nacional de Rosario y de la Municipalidad de Rosario esta sociedad editorial permaneció de 1945 a 1955.
En la oficina de Baltasara Editora, su directora contó que Ruiz nunca volvió a España y destacó que su padre fue un pensador español republicano toda su vida. Laudelino y su familia vivían atrás de la librería, al lado de la Zapatería Daydé , cerca del Bazar Manavella y del Bar El telégrafo. A su muerte, en 1972, Liliana tenía 24 años y acababa de recibirse de Ingeniera Civil. La librería siguió abierta hasta 1977, a cargo de la esposa de Ruiz, quien tenía una formación que la habilitaba como tenedora de libros. Su hija destacó: "Además contaba con conocimientos musicales que volcaba en la interpretación de óperas y zarzuelas con una voz privilegiada." Beppo Levi fue el bautismo de fuego de Liliana para el idioma alemán, que con el tiempo aprendería muy bien. Su hermana Graciela estudió Veterinaria y su hermano Antonio se dedicó a la docencia en el Sur argentino: "Ambos heredaron también el espíritu solidario de su padre y a su manera han desarrollado y desarrollan actividades en ese sentido".
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